Desde 1994, cada 15 de mayo se celebra el Día Internacional de las Familias con el propósito de concienciar sobre el papel fundamental que tiene la familia en la educación y la formación de los hijos y las hijas desde la primera infancia.
El modelo de familias actual es muy diverso: puede ser homoparental, monoparental, biparental, reconstituido, adoptivo o de acogida, multiétnico, entre otros. Si bien el concepto de familia se ha transformado en las últimas décadas, como consecuencia de los cambios económicos, políticos, sociales, culturales y demográficos, Naciones Unidas considera que la familia constituye “la unidad básica de la sociedad”.
El informe de la ONU Mujeres El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2019-2020: Familias en un mundo cambiante evalúa la realidad de las familias en la actualidad y destaca que, cuando se sostienen en valores de “igualdad y justicia, las economías y las sociedades prosperan y dan cabida a todo el potencial de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”. De hecho, el estudio advierte que el logro de los ODS depende de la promoción de la igualdad de género en el entorno familiar.
Para el equipo de Mindfulness en Educación, es fundamental acompañar a los niños y niñas durante su desarrollo, no solo desde la familia sino también desde el ámbito educativo. Nuestro proyecto surge de una nueva visión de la educación, más amable y al mismo tiempo más efectiva.
En este marco, MindEdu ha puesto en marcha la formación para profesores y profesoras que quieran enseñar mindfulness a adolescentes. El programa nace de la intención de favorecer el desarrollo integral de las nuevas generaciones para que puedan ser capaces de adaptarse a los desafíos con amabilidad y resiliencia.
“Es nuestra responsabilidad de madres, padres, profesores y otros participantes en la vida del joven el generar un espacio de confianza para que la comunicación pueda darse. No solo para que ellos nos escuchen, sino también para que nosotros los escuchemos a ellos”, asegura María de Mena, profesora y fundadora de MindEdu.
En ese sentido, María considera que “nuestro rol como madres, padres, profesores y otros participantes en la vida del joven es crear un ambiente de confianza en el que el adolescente se sienta libre para ser escuchado, entendido y expresarse sin juicios”.
La mente de principiante en la adolescencia
Tenemos una tendencia a dar por sentado lo que ocurre y a no darnos cuenta de que no podemos decir “esto es lo de siempre”. Para ver la riqueza del momento presente, necesitamos cultivar esta mente de principiante, esa mente dispuesta a verlo todo como si fuese la primera vez.
En la relación con los adolescentes en nuestras vidas, muchas veces nos focalizamos en las dificultades que tenemos con nuestros hijos e hijas o nuestros alumnos y alumnas. Cuando logramos soltar esa tendencia, aunque sea por unos momentos, y simplemente miramos al joven que está ante nosotros, vemos y notamos cosas que habíamos pasado por alto, incluyendo cualidades que no son tan obvias si no les damos la oportunidad de que se manifiesten.
Soltar y confiar
Mindfulness nos trae la posibilidad de entrenar nuestra capacidad de soltar y confiar. Cuando sentimos que al adolescente le embarga la apatía, o cuando llegan malas notas, o cuando transgrede un límite… soltar el juicio que despierta el rechazo o el apego a la realidad y confiar en la experiencia del momento presente, nos permite entablar una comunicación más cercana, en la que se refuerza el vínculo y en la que podemos llegar a acuerdos.
Si estamos ahí para ellos con una actitud abierta y de escucha, puede ser una etapa maravillosa en la que aprenderemos todos, tanto ellos de nuestra manera de ser, como nosotros de ellos con su visión nueva del mundo, sus ganas de vivir, su creatividad y su interacción social.
Es importante recordar que el entorno y su relación con el adulto, a través de la educación, tanto en casa como en el centro educativo, influyen enormemente en el desarrollo del adolescente.
(Foto de Jamie Street)
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