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Mindfulness en la adolescencia: un aprendizaje fundamental



"Durante la adolescencia, la práctica de Mindfulness es fundamental. Desde el primer momento vi la gran necesidad de enseñar estas herramientas a los adolescentes. Es una etapa de grandes cambios que suelen generar inseguridad y turbulencias emocionales, es un momento crítico en el desarrollo", sostiene María de Mena, profesora de Mindfulness, especialista de Mindfulness en la educación y organizaciones e integrante del equipo de MindEdu.


Desde 2014, María imparte cursos de Mindfulness tanto en entornos de educación: colegios, institutos y universidades, como en instituciones públicas: ministerios, el Instituto de Salud y Trabajo y particulares. Sin embargo, su recorrido en el camino de la atención plena comienza mucho antes.

María, ¿cómo llegaste al Mindfulness?


Desde muy joven tuve contacto con la meditación y es algo que ha formado parte de mi vida desde entonces de una manera u otra. Pero fue en 2007 cuando comencé con una práctica diaria de meditación.

Desde siempre quise compartir los beneficios que yo experimentaba con la meditación, pero la idea de sentarse y “no hacer nada” no despertaba ningún interés en las personas de mi entorno. Entonces empecé a oír hablar del Mindfulness o Atención Plena. Al principio tenía mis reticencias porque me parecía una versión diluida de la verdadera meditación. Sin embargo, me pareció interesante el que se apoyara en estudios científicos, así que hice un curso MBSR y luego de MBCT y entendí que esa parte de neurociencia y terapia cognitiva que aportaba la Atención Plena, en realidad, enriquecía la práctica meditativa y era una excelente manera de comenzar en el camino de la meditación.

Se iluminó un camino de manera nítida: un intenso deseo de compartir todo lo que había aprendido después de años de meditación y con el Mindfulness como herramienta, para acompañar a otros en el camino para vivir una vida más plena. Para ello, me formé como profesora en Inglaterra con Mindfulness para Niños y Adolescentes (MiSP) y después en España, en Mindfulness based Cognitive Therapy (MBCT) para adultos.

¿Cuál es el ABC del Mindfulness?


Para mi Mindfulness significa presencia. Presencia, no a través del constante ruido de la narrativa interna, con juicios, ideas preconcebidas, con la inercia de pasar a lo siguiente y a lo siguiente, sino presentes, pausando para saborear directamente la experiencia de cada momento con todos los sentidos, reconectados/as con el cuerpo, lo que nos permite vivir una vida plena, rica, en lugar de perdidos en los ires y venires de nuestras cabezas.

La práctica de Atención Plena nos invita al reconocimiento de lo que está ocurriendo en cada momento desde un lugar de calma, de claridad, de amabilidad. Esto nos proporciona una perspectiva que permite que las emociones, preocupaciones y pensamientos no nos arrastren. Los vemos, aceptamos su presencia, pero no nos identificamos, no nos fusionamos con ellos. Los dejamos llegar, permanecer lo que sea necesario e irse en su momento, como las nubes en el cielo, en el cielo de la mente.

Esto solo puede trabajarse desde uno mismo, una misma, a través de prácticas de introspección y meditación. Conocerse y “hacerse amigo” de uno mismo es el verdadero punto de partida para una vida equilibrada y feliz.

Las prácticas de Atención Plena son sencillas y fáciles de realizar, solo se necesita motivación y un poco de dedicación.

¿Cuáles son los beneficios del Mindfulness?


El beneficio fundamental es el poder re-adueñarte de tu vida. En lugar de estar a la merced de los estímulos exteriores y los caprichos de tu mente, siempre corriendo guiados por una cabeza en constante agitación, comenzar a habitar cada momento, con calma y lucidez.

Es un despertar a la vida, ya que nos lleva a la percepción de la riqueza de los matices de todo que ocurre a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Nos permite abrirnos y “empaparnos” de lo bueno, por pequeño que sea. Y también darnos cuenta de lo malo, por supuesto, pero sin lucha, aceptando lo que ocurre y, desde una conciencia clara, responder a las situaciones, por difíciles que parezcan, de una manera más hábil y a menudo más afectuosa. Desarrollamos así la capacidad de tomar decisiones más sabias, dejando de reaccionar y empezando a responder, desde una consciencia clara, amplia y amable en nuestro día a día.

También la práctica de Mindfulness conlleva un beneficio esencial, el desarrollo de una mayor amabilidad, empatía y altruismo, tan necesarios hoy en día en un mundo tan individualista.

¿Por qué es tan importante el Mindfulness para los niños y las niñas?


Como acabo de comentar, estoy convencida de que conocerse a sí mismo es la mejor herramienta que una educación puede dar. Sin embargo, parece que el sistema educativo considera que lo más importante es el conocimiento del mundo exterior. Esto hace que haya muchos niños muy confusos y perdidos, porque no entienden lo que les ocurre y raras veces se les invita a que expresen y comprendan sus emociones y sentimientos.

Cuando los niños aprenden estas técnicas desde pequeños, ganan calma y claridad y esto les ayuda en todo lo que realizan. Darse cuenta de cuando empiezan a impacientarse, enfadarse o incluso ponerse tristes y hacer una pausa para reconocer cómo se sienten, cambia radicalmente lo que ocurre después, tanto en sus actos como en su bienestar.

¿Y para los adolescentes?


Me parece un aprendizaje fundamental. Desde el primer momento vi la gran necesidad de enseñar estas herramientas a los adolescentes. La adolescencia es una edad de grandes cambios que suelen generar inseguridad y turbulencias emocionales, es un momento crítico en el desarrollo.

Ahora, más que nunca, están sometidos a un gran estrés y una manipulación constante por parte de las redes sociales que los deja indefensos y con un sentimiento de inadecuación, de no ser lo suficientemente buenos, guapos, “cool”, es decir, de no estar a la altura.

En los centros educativos, al igual que en la enseñanza primaria, les enseñan a mirar siempre hacia fuera. Por el contrario, la práctica de Mindfulness les invita a llevar la mirada hacia dentro, les ayuda a conocerse, a entender cómo funcionan su mente, sus emociones y su cuerpo, viendo que todo está interconectado y cómo no tienen por qué dejarse llevar por ellos. De esa manera, pueden comprender y aceptar lo que les está ocurriendo, y así responder en lugar de reaccionar ante los estímulos externos y sus propios estados de ánimo. La Atención Plena les hace más autónomos en la gestión de su propio bienestar.

Tengo la firme esperanza de que algún día sea parte del currículo educativo. ¡Crucemos los dedos!

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