MindEdu está formado por un grupo interdisciplinar de profesionales especializados en el ámbito internacional de Mindfulness en Educación. Hoy hemos conversado con Ana Muñoz Alonso, maestra y especialista en Inteligencia Emocional con amplia experiencia en educación activa y acompañamiento respetuoso a la infancia.
¿Por qué es tan importante el Mindfulness para la infancia? ¿Y para los adolescentes?
Ell@s son l@s líderes del mañana, traen la fuerza transgresora necesaria para el cambio hacia un nuevo paradigma, una nueva manera de vivir en este planeta. Nuestra misión es favorecer su desarrollo para que puedan desplegar todos sus potenciales al servicio de la vida, hay que ayudarles a que cultiven las semillas de sabiduría que traen.
La práctica de Mindfulness y Compasión es una vía para que puedan fortalecer su mente y así tener mayor autonomía sobre su bienestar y el de sus comunidades. El entrenamiento de la atención y la amabilidad hacia un@ mism@ y hacia las demás personas son la base para cultivar una mente más feliz y para desarrollar conductas prosociales, tan importantes en este momento. Nos enfrentamos a grandes retos como planeta que necesitan de una mirada más ética, sabia y ecuánime para ser resueltos.
¿Cuál es el ABC del Mindfulness?
Podríamos decir que Mindfulness tiene dos pilares fundamentales: el entrenamiento de la atención y el entrenamiento de la compasión.
Nuestra atención suele moverse de un estímulo a otro sin control, prueba de ello es nuestra relación con el móvil: ese momento en el que abrimos el whatsapp para escribir algo y nuestra atención es capturada por los mensajes recibidos y más de una vez cerramos la aplicación sin mandar el mensaje que queríamos enviar. El acto de centrar una y otra vez la atención con amabilidad en la respiración o en el cuerpo cada vez que es capturada por emociones o pensamientos, permite que desarrollemos una mayor fortaleza mental y es la base de un mayor bienestar mental y emocional.
Por otro lado, está el entrenamiento de la compasión, que es el anhelo de que todos los seres estén libres de sufrimiento. Es decir, la compasión es empatía más amor y es un sentimiento vitalizante que despierta el impulso de actuar para el bienestar de todos los seres. Cuando este sentimiento nos inunda, podemos envolver nuestro propio sufrimiento en la calidez y la ternura, ayudándonos a dejar de luchar contra la vida o contra lo que sentimos. Es una práctica realmente transformadora.
¿Cuáles son los beneficios de practicar Mindfulness?
La práctica es una vía para encontrar la verdadera libertad. No me refiero a la libertad de hacer lo que nos da la gana, sino a vivir realmente libres de sufrimiento. Vivimos con la atención capturada por la rumiación mental, la ansiedad, la sobre-información, la autocrítica… y tenemos muy poca autonomía sobre nuestro propio bienestar mental y emocional. Además, tenemos poca conciencia comunitaria, consumimos como si no hubiera mañana, sin darnos cuenta de que somos l@s ancestr@s del futuro y que en nuestra mano está el destino colectivo.
La práctica de Mindfulness y Compasión nos ayuda a apreciar todo lo que recibimos cada día, a tener una mayor fortaleza mental para vivir las crisis y a vivir de un modo más amable hacia nosotr@s mism@s y hacia todos los seres.
Y para finalizar Ana, ¿cómo llegaste al Mindfulness?
El primer contacto con la práctica meditativa fue cuando tenía 24 años, en plena búsqueda interior tuve la suerte de hacer un retiro de Vipassana, que fue el primero de otros y que despertó una certeza interna de que ése era el camino a seguir. Esta certeza y una crisis vital motivaron que, a los 27 años, fuese a vivir a India por tres años. Allí, además de trabajar en una ONG, puse la mirada en cultivar la plena conciencia a través de retiros y estancias en monasterios. En aquella época ya había finalizado mis estudios de Magisterio y, fue al final de estos tres años en India, cuando se despertó el firme propósito de acercar la práctica de la Atención Plena a niñ@s, adolescentes y profesorado a mi vuelta a España.