La situación creada por la COVID-19 pone de manifiesto, una vez más, la importancia de reconocer que los seres humanos somos parte de la naturaleza y que no es sostenible, ni posible, querer controlarla ni dominarla. La atención plena está íntimamente relacionada con el despertar individual, con vivir en armonía y con amabilidad con nosotros mismos y con el mundo.
“Atención plena significa prestar atención de una manera determinada: de forma deliberada, en el momento presente y sin juzgar. Este tipo de atención permite desarrollar una mayor conciencia, claridad y aceptación de la realidad del momento presente. Nos despierta para que podamos darnos cuenta de que nuestras vidas solo de despliegan en momentos”, sostiene John Kabat-Zinn, creador del Programa de Reducción de Estrés basado en Mindfulness en la Clínica de Reducción de Estrés de la Universidad de Massachusetts, en su libro Mindfulness en la vida cotidiana.
En ese sentido, Kabat-Zinn nos anima a hacernos cargo de la dirección y la calidad de nuestras vidas, respecto a la relación con nosotros mismos, al trabajo, nuestra familia y amigos, y con todos los seres que habitan la Tierra. En definitiva, apreciar el misterio de estar vivos y de reconocer que estamos conectados con todo lo que existe.
¿Cuáles son los beneficios de practicar la atención plena?
- Observar sin juicios quiénes somos, nuestra visión del mundo y el lugar que ocupamos en el mismo;
- Llegar a experimentar mayor satisfacción, armonía y sabiduría en nuestra vida, a través de una auto-observación sistemática y cuidadosa;
- Cultivar la capacidad de apreciar la plenitud de cada momento que estamos vivos;
- Salir del estancamiento y recuperar el contacto con nuestra sabiduría y nuestra vitalidad.
La atención plena no entra en conflicto con creencias ni tradiciones
“Me gusta pensar en la atención plena como el arte de vivir de forma consciente. No es preciso ser budista ni un yogui para practicarla. De hecho, si sabe algo del budismo, sabrá que lo más importante será ser uno mismo y no intentar convertirse en nada que uno no sea ya. El budismo tiene que ver, esencialmente, con estar en contacto con nuestra naturaleza más profunda y con permitir que ésta pueda emerger y fluir en nosotros sin trabas. Tiene que ver con despertar y con ver las cosas tal cual son. De hecho, la palabra Buda significa simplemente ‘el que ha despertado ha su propia naturaleza auténtica’”, afirma Kabat-Zinn.
Y agrega: “la puerta de acceso a este camino, que es un elemento básico del budismo, el taoísmo y el yoga y que encontramos también en la obra de personas como Emerson, Thoreau y Whitman, así como en la sabiduría de los indios americanos, es apreciar el momento presente y cultivar una relación íntima con el mismo, a través de prestar atención de forma continua, con delicadeza y discernimiento. Es justo lo opuesto de dar la vida por sentada”.
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