La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra en 2009, aunque el origen de esta fecha se remonta a 1972, cuando la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano sentó las bases sobre la relación de interdependencia que existe entre los seres humanos, otros seres vivos y la Tierra.
Este es el mensaje de António Guterres, Secretario General de la ONU, para hoy:
“En este momento en que conmemoramos el Día Internacional de la Madre Tierra, nuestro planeta se encuentra en un punto de inflexión. La humanidad sigue abusando del mundo natural.
De forma irresponsable, saqueamos los recursos del planeta, mermamos sus especies silvestres y tratamos el aire, la tierra y los mares como vertederos.
Hay ecosistemas y cadenas alimentarias cruciales que se están viendo al borde del colapso. Esa es una actitud suicida.
Debemos poner fin a nuestra guerra contra la naturaleza y cuidar de ella para que recobre la salud.
Eso implica llevar a cabo una acción climática ambiciosa para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C como máximo y adaptarse a los cambios que se producirán.
Eso implica adoptar medidas más contundentes para proteger la biodiversidad. Y eso implica también reducir la contaminación creando economías circulares que generen menos desechos. Esas medidas protegerán nuestro único hogar y crearán millones de empleos.
La recuperación de la pandemia de COVID-19 ofrece una oportunidad de que el mundo emprenda un camino más limpio, ecológico y sostenible.
En el Día Internacional de la Madre Tierra, comprometámonos todos a trabajar con ahínco para restaurar nuestro planeta y hacer las paces con la naturaleza”.
La Madre Tierra nos pide que actuemos.
Los océanos se están llenando de plásticos y cada vez se vuelven más ácidos. El calor extremo, los incendios forestales, las inundaciones, los huracanes en el Atlántico han batido récords. En el último año, la pandemia de COVID-19 nos ha mostrado de forma contundente el estado de la salud de nuestro ecosistema.
Restaurar los entornos degradados ayuda a combatir el cambio climático y a acabar con la pobreza. Es necesario un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para los seres humanos como para el planeta. No solo es necesario: es posible, y solo lo conseguiremos cuando todas las personas pongamos de nuestra parte.
Desde el equipo de MindEdu te invitamos a buscar un papel y lápiz y escribirle una carta a la Madre Tierra, en la que te comprometas a realizar una práctica o cambiar algún hábito que favorezca su sanación.
Antes de comenzar, te proponemos hacer la práctica de la Montaña, una meditación que nos ayuda a relajarnos y a conectarnos con nosotras mismas y la naturaleza.
Y ahora sí: coge lápiz y papel, y escribe tus compromisos.
A modo de ejemplo, compartimos las intenciones de Joanna Macy, doctora en filosofía, especialista en budismo, y en la teoría de los sistemas y ecología profunda:
“Prometo ante mí y ante cada uno de vosotros:
Comprometerme a diario en la curación de nuestro mundo y el bienestar de todos los seres.
Vivir en la Tierra con ligereza y menos violencia en la comida, los productos y la energía que consumo.
Obtener fuerza y guía de la Tierra viva, los antepasados, las generaciones futuras y mis hermanos y hermanas de todas las especies.
Apoyar a otros en nuestra tarea en favor del mundo y pedir ayuda cuando lo necesite.
Aplicar una práctica diaria que clarifique mi mente, fortalezca mi corazón y me respalde en la observación de estos votos”.
(Extraído del libro Esperanza activa, escrito por Joanna Macy y Chris Johnstone)
Mindfulness, la gratitud y la Tierra
El año pasado, en el Día Mundial de la Madre Tierra, os invitamos a iniciar tres prácticas cuyo propósito es incorporar hábitos de consumo respetuosos con el planeta. Las retomamos por si os apetece incorporarlas:
1. Para antes de cada comida y tómate unos instantes en los que apreciar lo que la Tierra nos regala. Intenta contactar con la gratitud.
2. Infórmate y toma conciencia de la huella de CO2 que tiene nuestro consumo habitual.
3. Elimina los envases de un solo uso que no se reciclan, como bastoncillos, vasos, platos, cubiertos o pajitas de plástico.
¡Promovamos la armonía con la naturaleza y la Tierra!
(Fotografía de Nakota Wagner)
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